jueves, 22 de octubre de 2009

"Seríamos mejores sin la Biblia"

El Dios de los cristianos no es ese Jehová. Es más, los católicos no leen el Antiguo Testamento. Si los judíos reaccionan no me sorprenderé. Ya estoy habituado. Pero me resulta difícil comprender cómo el pueblo judío ha hecho del Antiguo Testamento su libro sagrado. Eso es un chorro de absurdos que un hombre solo sería incapaz de inventar. Fueron necesarias generaciones y generaciones para producir ese engendro.

Saramago ha escrito otro libro. Su título es Caín, y Caín es uno de los protagonistas principales. Otro es Dios y otro es la humanidad, con sus distintos nombres y pulsaciones. En este libro, como en los anteriores, El Evangelio según Jesucristo, por ejemplo, el escritor no anda por las ramas, ni busca subterfugios a la hora de abordar lo que durante milenios, y en las distintas culturas y civilizaciones, han dicho que es intocable e innombrable: la divinidad y el conjunto de normas y preceptos que los hombres establecen en torno a esa figura para exigirse a sí mismos -o tal vez sería mejo decir para exigirles a otros- una fe inquebrantable y absoluta, en la que todo se justifica, desde negarse a uno mismo hasta la extenuación, o morir ofrecido en sacrificio, o matar en nombre de Dios.

Dios no es de fiar. ¿Qué diablos de Dios es éste que, para enaltecer a Abel, desprecia a Caín?

Nota completa acá.

3 comentarios:

Ester Lina dijo...

Podríamos pasarnos varios días tocando este tema. Tal vez no sea Dios, Sr Mono... tal vez sea el hombre que crea a Dios para avalar sus relatos...
Le copio una poesía de Eduardo Galeano sobre Dios:

El dios de los cristianos, Dios de mi infancia,

no hace el amor.

Quizás es el único dios que nunca ha hecho el amor,

entre todos los dioses de todas las religiones

de la historia humana.

.

Cada vez que lo pienso, siento pena por él.

Y entonces le perdono que haya sido

mi superpapá castigador,

jefe de policía del universo

.

Y pienso que al fin y al cabo Dios también

supo ser mi amigo en

aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en Él

y creía que Él creía en mí.

.

Entonces paro la oreja,

a la hora de los rumores mágicos,

entre la caída del sol y

la caída de la noche,

y me parece escuchar sus

melancólicas confidencias.

susana dijo...

En el Antiguo se desarrolla la idea de que jehová necesita del sacrificio ( igual que los otros dioses)y culmina en el nuevo testamento con el mayor sacrificio posible que es el de Dios mismo. Este relato de suma crueldad justifica cualquier crueldad que se cometa, porque no hay mayor injusticia y dolor que asesinar y torturar a Dios en persona.
Por supuesto es un relato del inconsciente que ya lleva 2000 años de actualidad

Eva Row dijo...

Aclaro que soy atea. Pero no me puedo imaginar que el hombre primitivo viendo un relámpago seguido por un trueno, no imaginara que hay alguien que está en el cielo tirando la bronca. La idea de dios es una idea primitiva, pero imposible de no haber estado alguna vez en la historia humana. El problema sucedió cuando hubo el primer sacerdote o brujo que convenció a los demás de ser mediador con el dios que estaba en los cielos. Ese tipo empezó a vivir sin trabajar, y tuvo muchos adeptos, algunos ilusos, otros no tanto, que aprovecharon la creencia de los más ilusos para mediar a través del brujo o chamán en control de los más ilusos.
La existencia de estas corporaciones de poder entre el económico y el sacerdotal en control de la población, fue una cuña que se metió hasta el día de hoy en la civilización, formando una asociación ilícita entre las víctimas cómplices por interés, los sacerdotes, los ricos y por fin la ingenuidad de los más débiles. Todo lo demás, la literatura, los templos, las figuras, las imágenes, los rituales, son puesta en escena son herramienta de dominación de las personas, de control de la sociedad.
Nadie cree realmente, de eso estoy convencida. Los que creen para mí están medio tocados, perdón por decirlo así, siendo incapaz de impedirle a nadie que crea lo que quiera creer.