
En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona.
He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
El Dios de la Biblia es vengativo, rencoroso, mala persona. No es de fiar. No me interesa nada la lectura simbólica. Me interesa la letra del texto: la Biblia es un manual de malas costumbres, crueldad infinita, incestos y carnicerías. Todos creen haber leído la Biblia, pero no la hemos leído. La lectura simbólica está hecha para mentir.