lunes, 24 de marzo de 2008

El golpe está vivo


En cada idiota que pide mano dura para acabar con la inseguridad urbana, como si las causas del delito no fueran estructurales y, otra vez, se tratase de arreglar las cosas a sangre y fuego, el golpe está vivo.

En el registro de que no hay una clase dirigente de edad intermedia con cojones y eficiencia patrióticos, porque desaparecieron y asesinaron a los mejores cuadros técnicos y militantes, el golpe está vivo.

En el atraso científico y tecnológico de la Argentina, porque una enorme porción de sus hombres más brillantes no tuvo otra ruta que un exilio del que la mayoría no volvió, el golpe está vivo.

En los estúpidos que confunden a los piqueteros con el enemigo, como se lo confundió hace 32 años, el golpe está vivo.

En esos amplios sectores desconcientizados de la clase media, que después de fantasear con las divisas baratas y los viajes al exterior del cuarto de hora milico volvieron a hacerlo con el amanuense milico Domingo Cavallo, y que volverían a equivocarse una y otra vez, el golpe está vivo.

En los periodistas y en los grandes medios de comunicación apologistas del golpe, intelectuales del golpe, escribas del golpe, y capaces de no ensayar ni tan sólo un atisbo de arrepentimiento en 32 años, el golpe está vivo.

En las cúpulas eclesiásticas que bendijeron las armas y las torturas y las descargas de 220 voltios en la vagina de las embarazadas, tan preocupados los monseñores y su séquito de miserables por el derecho a la vida, el golpe está vivo.

En las mafias policiales, que no reconocen su origen pero sí su desarrollo en aquellos años de repartir el botín de las casas de los secuestrados, el golpe está vivo.

En los votos a Rico y a Patti; en los votos a los candidatos empresarios que vieron crecer sus empresas en la dictadura, gracias al extermino de las luchas sindicales y a los negocios con los asesinos; en los votos a todas las crías milicas disfrazadas de intendente, diputado o senador, el golpe está vivo.

En la explotación agropecuaria concentrada en unas pocas y monumentales manos, el golpe está vivo.

En cada oprimido que reproduce el discurso del opresor, en cada pobre y en cada pobre diablo que se enfrenta con otro pobre y con otro pobre diablo, el golpe está vivo.

* Fragmento nota de Eduardo Aliverti

miércoles, 12 de marzo de 2008

Maravillosa anédocta



¿No les asombran aquellas personas que muestran la brillante habilidad para decir las cosas o responder con frases a la velocidad del rayo? Voy a dejarles una de las anécdotas más brillantes que he leído y que tuvo como a uno de sus protagonistas a Jorge Luis Borges, mostrando cómo la sorpresa que produce un agudo ingenio, puede atravesar ideologías y sentimientos merced a su velocidad ipso-fáctica.

“Tiempo atrás, cuando Perón y Borges vivían y disentían públicamente, había un joven muy peronista militante dispuesto a todo, que odiaba mucho al segundo, al que consideraba un enemigo de la patria y un aliado a la oligarquía. Sucedió un día que el joven militante ultraperonista viera a su odiado enemigo solo, esperando que alguien lo cruzara por una avenida muy transitada. Se acercó con una terrible idea en la cabeza, pensó cruzar al ilustre ciego y abandonarlo a su suerte en medio de la avenida. Se acercó, tomó el brazo de Borges y le dijo:
- ¿Me permite maestro? y comenzaron a cruzar lentamente hacia la otra vereda.
Tal como lo había pensado, en medio de la avenida, comenzó a soltarle el brazo al tiempo que le decía con un tono de voz socarrón:
- ¿Sabe una cosa Borges? Yo soy peronista.
Al toque el maestro le respondió:
- No se preocupe muchacho, yo también soy ciego.
Contó luego el muchacho, que por supuesto terminó de cruzarlo, que nunca dejó de ser peronista, pero que desde ese día también fue borgista.”


No es buen negocio para un peronista contar esto, pero creo que el humor supremo mejora la especie.

lunes, 3 de marzo de 2008

Don Albert





"No puedo imaginarme un dios que premia y castiga los objetos de su creación, cuyos propósitos están moldeados en los nuestros; un dios, en pocas palabras, que no es más que un espejo de las flaquezas humanas. Tampoco puedo creer que el individuo sobrevive la muerte de su cuerpo, aunque los espíritus pusilánimes alberguen esas creencias por temor o por ridícula egolatría."

Albert Einstein fue disléxico, tocaba el violín y decía pensar con imágenes. Por otro lado fue Premio Nobel de Física por su teoría del efecto fotoeléctrico, y no por la Teoría de la Relatividad, pues en esa época era considerada controvertida por parte de muchos científicos.