jueves, 31 de enero de 2008

"Lee y conducirás; no leas y serás conducido".


“Dios mueve al jugador y éste la pieza ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza?“
Jorge Luis Borges
"La religión es comparable con la neurosis infantil"
Sigmund Freud
"Vivo rodeado de curas que repiten incesantemente que su reino no es de este mundo, pero tratan de conseguir todo lo que pueden en éste"
Napoleón Bonaparte
"Es más fácil creer que pensar. Por eso hay más creídos que pensantes"
Bruce Calvert
"Donde hay educación, sobra la religión"
Confucio
"Los misioneros son una perfecta porquería que dejan los lugares peor de como estaban"
Charles Dickens
"Por simple sentido común no creo en dios, en ninguno"
Charles Chaplin
"Para ver con los ojos de la fe, es necesario cerrar los ojos de la razón"
Benjamin Franklin
"Cuando una persona padece delirios, se le llama locura. Cuando muchas personas padecen de un delirio, se le llama religión"
Pirsig
"Si usted no desea convertirse en ateo, le doy un consejo: no lea la Biblia"
Salvador Medina
"La religión es lo que evita que los pobres asesinen a los ricos"
Napoleón Bonaparte
"Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de la oscuridad para brillar"
Arthur Schopenhauer
"Reza todo lo que te dé la gana, pero no dejes de remar hacia la orilla"
Anónimo
"¡Si tan sólo Dios me mostrara una señal clara!... como hacer un gran depósito en mi cuenta en el banco de Suiza"
Woody Allen
En realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire.
Woody Allen
"La verdad os hará libres, la mentira creyentes."
Anónimo
"El cristianismo es la negación total del sentido común y la razón".
Mijaíl Alexándrovich Bakunin
"¿Cómo se puede tener orden en un estado sin religión? La religión es un formidable medio para tener quieta a la gente".
Napoleón Bonaparte (1769 - 1821), emperador francés
“No se puede convencer de nada a un creyente, pues su creencia no se basa en la evidencia, sino en una profunda necesidad de creer”.
Carl Sagan
"Los dioses son cosas frágiles; pueden ser asesinados con un atisbo de ciencia una dosis de sentido común".
Chapman Cohen
"Me gusta el Cristo de ustedes. Lo que no me gustan son los cristianos: no se parecen en nada al Cristo de ustedes".
Mahatma Gandhi
"Toda religión es un insulto a la dignidad mental del hombre, pero principalmente la religión católica, que ha elaborado dogmas contrarios a la razón humana. (...) La iglesia católica es lo más hostil que hay contra la libertad del hombre y la estimulación del bien: el mejor organizado sistema de la aberración y el perjuicio, la estupidez y la falacia. Yo creo que la religión católica es el enemigo número uno de la humanidad pensante".
Steven Weinberg (1933- ) Premio Nobel de Física 1979
"Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia".
Sócrates (c. 470-c. 399 a.C.), filósofo griego.
"Si cristo volviera, él sería todo... menos cristiano".
Mark Twain
"La Biblia y la Iglesia han sido los mayores obstáculos en el camino de la emancipación de la mujer."
Elizabeth Cady Stanton (1815-1902), feminista
"De chico creí en dios, pero en cuanto logré unir dos pensamientos, se me olvido que existía. Creo que dios es una necesidad para mucha gente, lo que no demuestra que exista".
Henrik Johan Ibsen (1828-1906), dramaturgo
"Yo no niego a Dios, es sólo que no sé si Dios creó al Hombre o el Hombre creó a Dios".
Iván Karamazov (Fedor M. Dostoievski)
“La religión es el opio del pueblo".
Karl Marx (1818-1883), filósofo alemán.
“Yo condeno el cristianismo, yo formulo contra la iglesia cristiana la más formidable acusación que jamás haya expresado acusador alguno. Ella es para mí la mayor de todas las corrupciones imaginables, (...) ella ha negado todos los valores, ha hecho de toda verdad una mentira, de toda rectitud un ánimo de vileza. (...) Yo digo que el cristianismo es la gran maldición, la gran corrupción interior, el gran instinto de venganza, para el que ningún medio es demasiado venenoso, secreto, subterráneo, bajo; la gran vergüenza eterna de la humanidad (...)"
Friedrich Wilhelm Nietzsche

martes, 29 de enero de 2008

Una más, y van...


Esta no tiene desperdicio; el Gobierno argentino designó al nuevo embajador para la sede de la corrupción mundial y escondite de los acosadores sexuales de menores más grande de la tierra (el Vaticano) a don Alberto Iribarne. A este hombre parece que le fue mal en su matrimonio y cometió el peor de los pecados: Divorciarse... aahhh!!!! para qué!... dirían las viejas. Joseph Adolf Ratzinger y sus secuaces le frenaron la entrada, a la tierra santa, por hereje.
Pero ahí no termina el asunto; parece ser que hay otros países “del primer mundo” que le aceptan que sus hombres puedan pensar en abandonar a sus esposas, por ejemplo el presidente católico francés Nicolás Sarkozy fue elevado nada menos que al cargo de canónico honorario de la catedral de San Juan de Letrán, sede del Papa obispo de Roma, durante su reciente visita que incluyó un encuentro con Adolf Benedicto XVI.
El presidente Sarkozy tiene dos divorcios en su historial y hasta los eunucos del vaticano saben de su convivencia con la modelo italiana Carla Bruni, que apunta a un nuevo matrimonio non sancto para la iglesia.
También les traigo a la memoria, mis queridos herejes lectores, el caso de la princesa Carolina de Mónaco. Casada por iglesia con el francés Philippe Junot, la pareja se separó y Carolina, ni lerda ni perezosa, inició una relación con el italiano Stefano Casiraghi, con el cual, la muy descarada, tuvo tres hijos. A la mina le nombraron una comisión especial que, naturalmente, anuló, sin más preámbulos, el matrimonio con Junot.

Está bien, Adolf Ratzinger dirá que no es lo mismo el presidente Sarkozy o la princesa Carolina que el caso de un embajador divorciado del tercer mundo y sudaca. El pecado de Iribarne es mucho más venial pero el personaje es también mucho menos poderoso. (fuente Clarín)

jueves, 24 de enero de 2008

Periodismo y Religión


Después de haber leído la nota que El Litoral sacó en su portada el domingo 20, "Manifestación en apoyo al Papa" me quedé reflexionando en esto de los intereses de los medios informativos y el país... ¡qué linda y objetiva fuente de información tenemos los santafesinos desde hace más de 70 años! Sus editores deben estar orgullosos de las opiniones de sus periodistas; la familia Caputto toda; de Rogelio Alaniz (¿periodista?) antiperonista declarado; y la familia Vittori, con don Néstor a la cabeza, representando al consejo de Administración y a la "democrática" Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe).
Digo esto porque solamente a enfermos defensores de este Papa fascista y por encargo de sus patrones de la iglesia católica, se les ocurriría sacar, con tanta alegría, esta noticia en primera plana de un diario.
Los hechos fueron estos: don Joseph Ratzinger tuvo que suspender su visita a la Universidad de La Sapienza de Roma debido al rechazo de un grupo de profesores y estudiantes que califican a Ratzinger de “oscurantista” por antiguas declaraciones suyas, justificando la condena eclesiástica a Galileo Galilei en 1632. Esta noticia, el pasquín santafesino, la informó en un pequeño espacio dentro de una perdida página interior.
Debo decir que los profesores de la universidad romana defienden la ciencia y el laicismo, definiciones que, a los santafesinos, cada vez se nos alejan más, y que todo estado democrático debe proclamar sin objeciones de ningún tipo. El Litoral es un claro ejemplo de periodismo "comprado" por dos de los poderes más conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad, la iglesia y la oligarquía.
Me permito tomar escritos del señor Verbitski (a ver si los seudoperiodistas santafesinos aprende algo de periodismo) "Que la última monarquía absoluta del mundo enseñe cómo debe ser la democracia, que una institución que todos los años organiza una colecta para repartir limosnas entre los pobres fustigue las dádivas y el clientelismo y que un club de sexagenarios célibes dictamine sobre la vida marital y sexual de los jóvenes es para hacer donaire".
Amén

lunes, 21 de enero de 2008

El escándalo Von Wernich


Por Washington Uranga
Transcurrieron más de tres meses desde el 9 de octubre pasado, cuando el Tribunal de La Plata condenó al sacerdote Christian von Wernich por delitos de lesa humanidad. Después de un tibio comunicado de la conducción de la Conferencia Episcopal, en el cual los obispos insistieron en su línea argumental rechazando toda responsabilidad institucional y señalando que el cura actuó “bajo su responsabilidad personal”, el obispo de 9 de Julio, Martín de Elizalde, pidió “perdón” en nombre de la Iglesia por los delitos de Von Wernich, pero pateó la pelota para adelante respecto de las sanciones al cura violador de los derechos humanos. “Oportunamente se habrá de resolver, conforme a las disposiciones del Derecho Canónico (la ley eclesiástica), acerca de la situación de Christian von Wernich”, escribió entonces el obispo.

Hoy, el cura torturador está preso pero sigue gozando de todas las atribuciones y consideraciones de su condición sacerdotal. Para el obispo de 9 de Julio y para la jerarquía de la Iglesia Católica todavía no ha llegado la ocasión para trasladar al fuero eclesiástico las sanciones que podrían caberle a Von Wernich por los cargos de violación de los derechos humanos que se le probaron en la Justicia civil. Por lo mismo el cura encarcelado sigue ostentando su condición de ministro religioso. O bien las autoridades eclesiásticas creen que lo que se ha probado en juicio no se ajusta a verdad y que, coincidiendo con la opinión de Von Wernich, el tribunal actuó con sentido político y por venganza o, lo que sería igualmente grave, parten de la base de que lo que se le ha probado al ex capellán de Ramón Camps no contradice las enseñanzas de la Iglesia. Ambos argumentos carecen de fundamento válido. El primero porque Von Wernich tuvo un juicio ajustado a derecho, algo de lo que no gozaron sus víctimas y las de sus cómplices. Lo segundo porque el cura hoy condenado atentó contra la vida de muchas personas.

La jerarquía católica se cansa de afirmar el derecho a la vida en todos sus aspectos. Vale preguntarse entonces ¿qué está esperando la jerarquía de la Iglesia para tomar medidas con Von Wernich? ¿O para anunciar a la sociedad, que también necesita saberlo porque ha sido ofendida, si esas medidas se tomaron en sigilo institucional? Es tan grave que el cura no reciba sanción alguna por parte de la Iglesia como que las eventuales medidas en su contra –si es que existen– se guarden en la reserva institucional. La “oportunidad” a la que se refirió el obispo Martín de Elizalde en ocasión de su comunicado sobre Von Wernich se vuelve cada vez menos oportuna a medida que transcurre el tiempo sin novedades. Y el escándalo ya generado por el sacerdote torturador a través de sus acciones condenadas por la Justicia se agranda con el paso de los días y, por más que los obispos intenten deslindar responsabilidades, mancha irremediablemente a la institución que, en tanto que lo mantenga en sus filas sin tomar ninguna medida, se puede transformar en cómplice. ¿De qué “oportunidad” habla el obispo de 9 de Julio? ¿Qué implica el trámite eclesiástico de acuerdo con el Derecho Canónico? ¿Supone un nuevo juicio que desconoce lo actuado por la Justicia civil? Sería bueno aclararlo, para que tanto los católicos como la opinión pública puedan conocer cuáles son los pasos que la jerarquía de la Iglesia está dando sobre este tema. Porque si la conducta de Von Wernich constituye por sí misma motivo de escándalo para los cristianos, el silencio y la omisión de la jerarquía católica respecto de sus actitudes instaura también la imagen de un escándalo institucional porque podría leerse como complicidad, salvo por la hoy ya insuficiente aceptación de responsabilidades y pedido de perdón hechos por el obispo de 9 de Julio.

martes, 15 de enero de 2008

Discurso contra Dios

Nuestro Señor, creo, podía habernos ayudado desde el principio. Yo creo en él, porque nunca se sabe. Total... si existe, existe, y si no existe, no jode. Pero si existe, digo: somos 6.000 millones de personas ¡con todos los planetas que hay tenía que meternos a todos en éste! Es como si un padre tuviera veinte hijos y un edificio de cincuenta pisos y decidiera encerrarlos a todos en el garage. ¿De qué estamos hablando? Nos tendría que haber ubicado un poco mejor.
Pero no, Nuestro Señor es un capitalista, y todos estos planetas son un abuso. Pura especulación planetaria. De hecho, cuando Galileo los descubrió, el Papa lo hizo arrestar enseguida. Lo hizo pasar por idiota y le dijo:”¿Cómo es ese asunto de que la Tierra gira?". Galileo dijo: "Es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y no como dicen ustedes". Entonces el Papa dijo: "¿Pero éste es idiota? ¿Vieron alguna vez una casa girar alrededor de la estufa?".
Naturalmente, además de crear a los hombres, Dios ha construido a los animales, los vegetales y los minerales: un quilombo tan grande que ya no se entiende nada. Pero cuando los hombres se enojan, viene el diluvio universal. Después, Noé tiene tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Los tres son hombres y dan lugar a las distintas razas. Al rato, Dios lo llama a Moisés y le dice cuáles son las cosas que se pueden hacer y cuáles las que no.
Las cosas que se deben hacer son los Diez Mandamientos; las que no se deben hacer son los siete pecados capitales. Ahora bien, yo estudié bien esos siete pecados capitales y son las cosas más abominables del mundo. Y Dios las hace todas. La soberbia, por ejemplo: si hay alguien soberbio, ése es Él, el ser perfectísimo, poderosísimo, presentísimo. "Comparado conmigo", dice, "Nembo Kid es un imbécil y a Buda lo saco de taquito". Hace falta un poco más de humildad. El mismo nombre Dios. Hubiese elegido un nombre más humilde. Hubiese dicho: "Soy Guido, no habrá otro Guido más que yo". O si no: "Ayúdense entre ustedes, que Guido los ayuda a todos". O "Llueve porque Guido quiere". Si fuese más humilde sería más simpático.
La ira: no hay nadie que se enoje más que él. ¿Adán y Eva arrancaron una manzana? Madre mía, se enojó como un loco. "¡Fuera! ¡Tu ganarás el pan con el sudor de tu frente! ¡Tú parirás con dolor! ¡Fuera!". Una manzana yo me la pago, no hay por qué enojarse de esa manera. Está bien, incluso admito que uno se puede enojar por una manzana, pero después se le pasa. ¡Ah, no!, a Él no se le pasó. Van dos mil años y nos seguimos bautizando por culpa de esa manzana.
La lujuria: no quiero entrar en asuntos privados, pero somos todos hijos suyos, ¿o no? Somos 6.000 millones de personas, ¿o no?
La avaricia: no hay nadie más avaro que Él. Al pueblo elegido -los judíos- les prometió un pedazo de tierra hace dos millones de años. "Sí, aquella tierra se las prometí, pero nunca dije que se las iba a dar". ¿O sí?
Los Diez Mandamientos. Ésa si era una buena idea. Sólo que los hizo a favor del rico. Convengamos que es más fácil ir al infierno para los pobres que para los ricos. Por ejemplo, a Agnelli, el dueño de la Fiat, con todo el dinero que le han dejado, le dicen: "Honra a tu padre y a tu madre", ¿y que va a decir? "Gracias madre, gracias padre. Cuando mueran agarro todo yo".
O no desear las cosas de los demás. También es algo muy fácil para Agnelli, porque si todo es suyo, ¿qué va a desear?
En suma: Nuestro Señor debería ocuparse un poco más de los problemas del proletariado. Porque nuestro creador consiguió que nos insertáramos en el mundo moderno de manera homogénea. Él podría conseguir enseguida que estuviéramos mejor. Tomemos los inventos, por ejemplo. ¿Por qué no nos hizo descubrir enseguida la calefacción, evitando que mil millones de personas murieran de frío en el pasado? ¿No podía? Creó a Adán, tomó una costilla suya e hizo a Eva. O sea, que bien podía agarrar, no sé, una oreja de Eva y hacer una estufa. Así quedaban los hombres con una costilla menos y las mujeres sin una oreja, y aunque hubiese hecho falta gritar un poco, habríamos estado un poco mejor, ¿no?
Durante siglos se comió carne cruda y hubo miles de bacterias. ¿No podía ayudarnos a descubrir antes la penicilina y los antibióticos? No, prefirió esconderlos en los hongos. Y eso es tener una mentalidad de revista de crucigramas.
¿A quién se le ocurre ir a buscar los antibióticos en los hongos? Hay gente que los buscó durante toda su vida y no los pudo encontrar.
Es como si yo les escondiera el jabón a mis hijos: van a lavarse, no lo encuentran, entonces se agarran tifus y cólera, y se mueren. Al final, para divertirme, les digo: "¿Saben a dónde había metido el jabón?, debajo de la toalla, ja, ja, ja". Pero ellos ya están muertos. Entonces, ¿qué nos quiere decir con eso? Nos quiere decir: "Soy Dios y me cago en ustedes".
Roberto Benigni
(actor y director de cine)