sábado, 30 de octubre de 2010

Un agradecimiento tardío

Mauricio Kartun

Tras más de veinte años de militancia en el peronismo tiré la toalla finalmente un día en los ´90 menemistas. Tanto dolor, tanta sangre, pensaba algo avergonzado, para terminar en esto. Y me fui con varios otros intentando dar un portazo que entre la bulla de odaliscas y los escapes de Ferrari nadie escuchó y al que nadie le dio demasiada bola.

Me consolaba la angustia imaginando a esas dos décadas de compromiso como tránsito hacia otra cosa. Y a ese pensamiento que me había apasionado -a sus ideólogos, a sus intelectuales- como pasillo, como fracaso que abriría otro sueño alguna vez. Me enfrié. Y un día que la biblioteca por causas naturales colapsó, ciertos estantes cada vez más polvorientos -esos de Hernandez Arregui a Cooke- bajaron al estante del piso, ese al que los años y su cintura te hacen visitar solo cuando es necesario. Hago acá la confesión y el mea culpa.

Pasaron pocos años. Un día, cuando todo parecía haber quedado así, desde el sur apareció este tipo. "Somos hijos de las Madres de la Plaza", dijo. Después hizo descolgar el cuadro del dictador. Y se paró derecho frente a los que todos se agachaban. Entre tanto político domesticado, entre tanta despreciable mascotita del poder económico apareció de la nada un chúcaro al fin que aquel sueño necesitaba.
Una mañana gracias al tipo me encontré hojeando de nuevo la geocultura de Kusch. Al día siguiente subí de nuevo en culposo silencio todos sus libros a la altura de la cabeza que es donde están los que te importan.

Un agradecimiento íntimo y tardío a Nestor Kirchner, el que le devolvió a mis libros su estatura. Su dignidad. El que me devolvió a mí esta fe por el presente y esta pasión rabiosa por su futuro.

1 comentario:

daniel mancuso dijo...

grande kartun, grande Néstor, viva Perón, carajo.