jueves, 21 de febrero de 2008

Apoyo a la Disolución Obispado Castrense - ArgAtea




Baseotto, ex cura militar
echado por el gobierno

Los miembros de la Asociación Civil de Ateos en Argentina (ArgAtea) queremos expresar nuestro apoyo a la iniciativa gubernamental -difundida por diferentes medios- de disolver el llamado "Obispado Castrense".

Los ateos de la Argentina abogamos por la profundización de un Estado Laico como reaseguro del respeto a la diversidad cultural que caracteriza a nuestro país.

Las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la Nación no pueden responder a las prerrogativas o mandatos de la Iglesia católica ni de ninguna otra institución o autoridad que no sean las emanadas de la Constitución Nacional y de la elección popular.

La penetración ideológica de la Iglesia Católica en las Fuerzas Armadas y de Seguridad ha significado en los últimos 100 años: bendición de golpes de estado; silencio institucional frente a la detención ilegal y desaparición forzada de personas; participación de sus miembros en sesiones de tortura y en robo de niños.

Rechazamos la pretensión de la Iglesia Católica de utilizar al Estado –y en este caso a sus Fuerzas Armadas- como herramienta para controlar a su feligresía y para ofender o perseguir a quienes no comulgan con sus creencias.

Celebramos la iniciativa de Disolución del Obispado Castrense como un paso más de los muchos necesarios para profundizar la Separación de la Iglesia y el Estado base necesaria para Estado Argentino laico. Éste es el que mejor se adecua a una democracia inclusiva, pluralista y exenta de todo tipo de discriminaciones.

Este es un gran paso hacia la libertad de pensamiento en un lugar donde no la había.


Efectiva Separación de la Iglesia y el Estado



Asociación Civil de Ateos en Argentina, ArgAtea

domingo, 17 de febrero de 2008

La Patria


A 24 años de la muerte de Julio Cortázar (12 de febrero de 1984), desempolvé este escrito, que me enviaron por carta (todavía existían), obsequio de un buen amigo de cuando vivía en Uruguay; pertenece a un ciclo de poemas iniciado por Cortázar en 1950 que se publica en 1955 con el título “Razones de la cólera”.

Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.

Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela, inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

Pobres negros.
Te estás quemando a fuego lento, y donde el fuego,
donde el que come los asados y te tira los huesos.
Malandras, cajetillas, señores y cafishos,
diputados, tilingas de apellido compuesto,
gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas,
escribanos, centrofordwards, livianos, Fangio solo, tenientes
primeros, coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales,
obispos
bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,
secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,
contraflor al resto. Y qué carajo,
si la casita era su sueño, si lo mataron en pelea,
si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.

Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.
Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,
te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña
envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,
mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate
con su verde consuelo, lotería del pobre,
y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos
para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.

Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,
pobres blancos que viven un carnaval de negros,
qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,
en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,
en los ranchos que paran la mugre de la pampa,
en las casas blanqueadas del silencio del norte,
en las chapas de zinc donde el frío se frota,
en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.

Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,
vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,
tercera posición, enegía nuclear, justicialismo, vacas,
tango, coraje, puños, viveza y elegancia.

Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado
en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.

Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo
saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,
no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.
La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,
ser argentino es estar triste, ser argentino es estar lejos.
Y no decir: mañana,
porque ya basta con ser flojo ahora.

Tapándome la cara
(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)
me acuerdo de una estrella en pleno campo,
me acuerdo de un amanecer de puna,
de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,
de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos
quemando un horizonte de bañados.

Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
cubiertas de carteles peronistas, te quiero
sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
nada más que de lejos y amargado y de noche.

lunes, 11 de febrero de 2008

Voy a citar a un tal Borges...


"No, yo no creo en Dios. No puedo creer en un dios personal. Considero que hay un principio ético en el mundo. Y trato de ser un hombre ético, sin saber hasta qué punto la religión sea ética. No creo en el principio del castigo y la recompensa. No es ético. Sin embargo, mis mayores fueron predicadores metodistas, protestantes. Mi abuela se sabía de memoria la Biblia.
Si no creo en la Iglesia no puedo creer en el Papa. Como dije en Italia: 'El Papa es un funcionario, un político; y un gran político al frente de su régimen tiene que prometer, sonreír, sobornar'...”

viernes, 8 de febrero de 2008

Educación Sexual Moderna

¡Cuidado luthiers! que la curia os declarará herejes...

lunes, 4 de febrero de 2008

Vaticano, estado xenófobo


Como resultado de la decisión vaticana de negar el acuerdo al divorciado embajador Iribarne, la sede en el Vaticano será atendida durante los próximos cuatro años por el encargado de negocios. El Congreso tratará la disolución del obispado castrense, creado por decreto. El rechazo al ex ministro es un denuesto al 27 por ciento de los argentinos adultos que conviven con su pareja fuera del matrimonio.

En los orígenes de la cultura occidental, cuando no había matrimonios separados porque no existía el matrimonio por amor, ese Otro fantasmático que irrumpía y ponía en cuestión el Orden establecido era el extranjero. En lo privado y en lo público, siempre se trata del Otro y de las creencias del Otro. De aquel que puede mirar con ojos extrañados lo que nos parece natural. El primer Otro concebido en la historia occidental fue el extranjero. El odio al extranjero se llama xenofobia. Ya sabemos qué es la fobia y que el xenos es el que viene de afuera. Pero el xenos no existiría sin la xenia. Benveniste es el que hace este análisis. La xenia es el pacto, el contrato o la alianza que han hecho muchos Otros entre sí. Cuando se rechaza al Otro, se rechaza, en realidad, el pacto de convivencia que ha hecho ese Otro con los suyos.

El anfitrión que se niega a darle hospitalidad a un extranjero lo que hace es rechazar, en la figura de Otro, las creencias y las costumbres diferentes de las propias. De estos rudimentos de conceptos se desprenderá luego la idea de la diplomacia, y las figuras de los embajadores. Imagínense un mundo en el que sólo se pudieran mantener relaciones amistosas con quienes se nos parecen. ¿Cuál sería la gracia, la necesidad, la obligación ética de la hospitalidad, cuando las propias leyes de la hospitalidad surgen de aceptar las diferencias?

El anfitrión hospitalario es aquel que no pregunta en qué cree o cómo vive aquel que llega. El anfitrión que ofrece, que da hospitalidad, es el que toma del Otro su dignidad humana, y acepta la versatilidad propia de la condición humana. El anfitrión que recibe a los Otros con los brazos abiertos no hace preguntas, no interroga. Negarles a las demás xenias el derecho a creer en lo que creen es desviar la hospitalidad hacia la hostilidad.

Los curas no se divorcian porque no se casan. El Vaticano no acepta embajadores divorciados. Esto es: rechaza las culturas diferentes, la diversidad, los complejos tejidos y contratos sociales que han dado como fruto otras maneras de vivir que las que acepta el Vaticano. Lo que hace este Papa es recibir hospitalariamente sólo a aquellos que no ponen en cuestión el dogma de su propia xenia, la católica.

El rechazo a Alberto Iribarne como embajador ante el Vaticano porque está divorciado no dice absolutamente nada sobre Alberto Iribarne. Lo único que dice sobre ese Estado confesional enclavado en Roma es que encarna, hoy, el ejemplo más degradado de la xenofobia.

Fuente: Página 12 (domingo 3.02.08)